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martes, 15 de marzo de 2011

PROMESAS ELECTORALES Y OTRAS MENTIRAS

Ya queda menos para que nuestras calles se vean inundadas con miles de fotografías de los diferentes candidatos y partidos políticos. Unos nos serán conocidos, otros formarán parte de ese universo de anónimos que contribuye con su careto a calentar los bolsillos de unos pocos.
A partir de ahora cada acto público se convertirá en un panfleto, en un acto de campaña. Lugar común donde la difamación, la mentira, la falsedad y demás atributos políticos estarán presentes.
Vivieremos un tiempo lleno de actos donde proclamaremos como aptos a unos y como ineptos a otros; normalmente de manera equivocada pues suele ser el menos capaz el más elegido por su maleabilidad.
Los votantes asentiremos con la cabeza ante cada mentira que nos digan en la cara, como si quisiésemos creer todo aquello que nos dicen como una suerte de sortilegio sobre el mal fario que parece acompañarnos ultimamente, en lo que a economía se refiere. Los unos dirán que todo está mal y que ellos lo mejorarán, los otros que si continúan podrán dar vuelta a las cosas. Lo único cierto es que la situación ser revertirá sin que ninguno de ellos tenga la menor posibilidad de hacer nada, toda vez que vivimos un mundo global donde lo que tenemos es fruto de otros.
Convendría un ejercicio de responsabilidad (quizá un imposible), en el que exigir a nuestros representantes más modestia ante lo que pueden o no conseguir.
A nosotros mismos, quienes al fin y al cabo, somos responsables de su elección, deberíamos exigirnos, como mínimo, ser capaces de valorar los programas electorales y no la simpatía o antipatía. Si queremos dar ese pequeño salto como país de primer orden social, deberíamos ser capaces de valorar a los partidos por lo que pueden aportar a la sociedad desde un punto de vista programático y no sobre la cara bonita o fea de éste o aquel...Claro que para ello nos queda un largo camino todavía...

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