LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

jueves, 6 de septiembre de 2012

ABRIR LAS VENTANAS

A lo largo de mi vida me he topado con algunas personas que viven cautivas de sí mismas, de las decisiones que han tomado en un momento dado y que les han pesado como una losa a lo largo del tiempo. Sus vidas suelen estar melladas por esa u otra decisión que les ata como una cadena invisible a un pasado del que muchas veces ya no son parte siquiera. ¿cómo salir de ese bucle? No debe de ser fácil, se necesita reunir el valor suficiente como para hacerlo, como para afrontar lo que viene de cara, sin temor a verse desamparado fuera de ese cautiverio voluntariamente elegido. Abrir las ventanas de la vida debería de ser el primer paso necesario. Para salir de una casa en llamas no es preciso hacerlo por la puerta, lo importante es salir y no perecer quemado. Así, en la vida, cuando esta nos acongoja se nos pueden plantear debates de todo tipo: morales, personales, sentimentales, económicos...cualquier debate debería terminar con una misma conclusión; “mi vida es mía y debo de ser yo quien ha de vivirla”. Cuantas ilusiones se han visto truncadas ante la inacción; esperar a que capee el temporal suele ser un mal mayor cuando la tormenta se empecina en situarse sobre nuestro techo. Abrir las ventanas para que entre el aire fresco contribuye, además, a que podamos afrontar el inmediato presente con una bocanada de ilusión que termine por darnos los arrestos suficientes y afrontar un nuevo día, una nueva vida. Hoy vivimos tiempos difíciles, en los que las personas se quedan sin trabajo, sin nada que llevar a sus casas donde bocas alborotadas solicitan el sustento diario. El miedo nos hace aferrarnos muchas veces a tesituras imposibles en las que la solución momentánea, de aguantar, nunca debería cercenar el objetivo de la independencia. Las ataduras económicas hacen de la fidelidad a una empresa una suerte de esclavitud moderna en la que nos atan sin ligazón; las parejas se vuelven perennes por algo mucho más prosaico que el amor.... Abrir las ventanas supone, en muchos casos, un esfuerzo numantino por la pelea por uno mismo ante la defensa de los demás. Mi experiencia personal me dice que cuando logras encontrar el resquicio por donde palanquear la ventana y comenzar a abrirla, todo lo que querrás hacer es abrirla de par en par y salir por ella. No hay mayor sensación interna que la de mirarse al espejo y sentirse dueño de uno mismo, de su propia vida, de sus decisiones. Da igual si el resultado no es el esperado. Siempre será mejor vivir una vida difícil fuera y libre que permanecer preso de una jaula de oro. Si hablamos de sentimientos, y este es un tema muy subjetivo, creo que uno debería de hacer siempre aquello que quiere en realidad hacer. Permanecer parado cuando uno siente el impulso de cruzar al otro lado y tiene, además, la necesidad interna y externa de hacerlo, tan sólo puede acarrear infelicidad. He cometido errores en mi vida, me he equivocado con las decisiones, he acertado en otras, de disfrutado los aciertos, he apechugado con las consecuencias...pero he vivido y sigo viviendo. Y trato de que lo que vivo sea por decisión propia. Dicen que es el amor el que mueve al mundo, yo estoy convencido de ello, y la búsqueda del mismo nos garantiza las suficientes emociones como para intentar alcanzarlo en cada esquina. Algunas veces llegará con llanto, otras con alegría, pero lo que es indudable es que si llega...lo inunda todo. Abramos pues las ventanas a vivir.

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