LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

martes, 11 de septiembre de 2012

ATREVERSE A VIVIR

Seguramente existen muchas formas de vida, muchas maneras de estar en este mundo, diferentes modos de vivir. Sin embargo yo las agruparía en dos grandes bandos: vivir como te dicen que debes vivir o vivir como, en realidad, te gustaría vivir. Vivir la vida según te la marquen tus padres, amigos, o la sociedad en la que vives te convierte automáticamente en un un número más, en una hormiga cualquiera a la orden de una reina. La gran mayoría de las personas pasan sus días de este modo. Sin detenerse a pensar en sus verdaderos sentimientos y/o necesidades. Hacen lo que les han enseñado que deben hacer, olvidándose del libre albedrío, o de la capacidad intrínseca del ser humano de pensar cómo quiere hacerlo. Atreverse a vivir es dejar a un lado los tabúes, apartarse de las bolas que invisibles te atan al modo de vida que tú no quieres vivir pero que te han dicho es el correcto. Atreverse a vivir es trasgredir incluso falsos valores que creemos a buena fe, cuando en realidad no son más que patrañas trasnochadas en el tiempo. Conviene no caer en la tentación de pasar de blanco a negro, de vivo a muerto. Si no te gusta vivir del modo en el que lo haces tienes, sin ningún género de dudas, la oportunidad de revertir esa situación. Tan sólo debes de quererte un poco a ti mismo. Diría más, diría respetarte para poder ser respetado. En otras épocas, la sociedad opresora generó roles de los que todavía no han salido muchas personas, hombres y mujeres. Aquello de: eso es cosa de …. hombres o mujeres, según el caso. Podría ser justificable atendiendo a ciertas capacidades físicas o psíquicas, mas jamás sería cercenable para el sexo contrario. Está claro que yo no podré ser madre nunca, pero sí que puedo hacer las mismas labores laborales, personales e incluso sentimentales que una mujer. Y ellas igual. Aceptamos verdades de otros como propias, asumimos roles que nos son impuestos, etc. El problema aparece cuando, al hilo de una misma forma de ser en sociedad, nos adentramos en nuestra vida privada como si lo hiciésemos en una máquina del tiempo donde los roles, además de diferenciados, son penados. Si no quieres a alguien no puedes seguir con esa persona por lo que digan los demás, por lo que opinen tus padres, tus hijos, tu pareja....una relación se fundamente en la libertad para sentir; si no siento...¿por qué continuar con algo que sólo menoscaba mi personalidad? Estoy completamente seguro de que me he equivocado más de una vez, incluso más de cien. Pero tampoco podré achacar a nadie, sobre todo de un tiempo a estar parte, los errores que yo he cometido, pues vivo la vida tal y cómo yo he decidido hacerlo. Los trenes van pasando, pero nunca dejan de hacerlo del todo. Es bueno subirse a los vagones, aunque sean los últimos, cuando en nuestro interior está el iniciar viaje. La introspección nos ayuda a conocernos mejor, a descubrir dónde fallamos y por qué. Si no somos felices con nuestra vida...¿por qué aguantar?, ¿no es acaso mejor cambiar que vivir una pantomima? Atreverse a vivir es no cerrar las puertas a nada, a pesar de estar todavía restañando las heridas recientes. Atreverse a vivir es albergar la esperanza de que las cosas pueden mejorar. Y está claro que el futuro siempre será de los optimistas.

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