LUGARES PARA SOÑAR

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martes, 25 de septiembre de 2012

¿HASTA DONDE CAMINAR?

A lo largo de nuestras vidas seguramente nos plantearemos esta pregunta en alguna ocasión. Es posible que no de una manera literal, pero sí de forma implícita. ¿Cuánto más vamos a aguantar?¿Cuánto durará esta crisis?, etc. Es posible que la respuesta esté en nuestro interior, en nuestra capacidad para afrontar las situaciones que nos toquen vivir. Quizá en un futuro próximo seamos capaces de gobernar nuestra vida, de ser verdaderamente dueños de nuestro futuro y, por tanto, seamos capaces de decidir por dónde caminar. Un día haremos de la televisión un mueble más, un electrodoméstico más y no un miembro de la familia que come con nosotros y absorbe cualquier capacidad de comunicación. Es posible que la estupidez que gobierna la vida de quienes sólo viven para tener o para ganar, deje paso a la capacidad de descubrir por qué la vida es cómo es. Vivimos rodeados de personas que nos gobiernan sin tener la más mínima idea de la realidad desde el mismo instante en que son elegidos. Los poderosos nunca han sido de este mundo, sino de ese otro lugar desde el que se manipula este. Tan sólo se convierten en humanos cuando dejan este mundo. La muerte no hace diferencias. Algún día podremos caminar en la dirección de los nuevos economistas que establecerán un orden nuevo en el que los objetivos económicos sean diferentes de los actuales que sólo tratan de abrir cada día más la distancia entre los que tienen y los que desean. Hay políticos buenos y políticos malos. Los malos son aquellos que creen que a los pobres les encanta comer promesas; los buenos son... todavía los busco. Uno puede plantearse hasta donde caminar en muchos aspectos de la vida; puede inferir que de su infelicidad emocional, que no es capaz de tener una relación plena con nadie, sin reparar en que siempre cabe la posibilidad de no haberse dado de bruces con quien sin duda la tendrá. ¿Hasta donde caminar cuando el final de la enfermedad es la muerte?, aquí la respuesta que uno puede dar será tanto más subjetiva cuanto más cerca esté uno de una situación similar. Imagino que afrontar el futuro cuando uno tiene ante sí una negra cortina no debe de ser fácil. Apostaría porque son las ganas de vivir el más eficaz de los fármacos. El caminante sólo sabe que camina, nunca termina por saber cual es el final del camino; todo los más puede ser conocedor de las posteriores etapas, sin más. El continuo espacio – tiempo hará el resto. Espero que mi camino sea todavía largo pues me gusta caminar...

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