LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 6 de octubre de 2010

ENCUENTROS

Es curioso el ser humano, necesita saber, conocer a otras personas, otros lugares. Nuestra manera de ser social hace de nosotros individuos a la búsqueda incesante de nuevos encuentros.
Encuentros con la cultura, con la capacidad de aprender de nosotros y sobre nosotros, además de comprender a los demás. Para poder entender la historia personal o colectiva de alguien es preciso, primero, sostener un encuentro con nuestra propia vida. Sólo así podremos ser enteramente objetivos dentro de la inherente subjetividad.
Del encuentro, casual o no, con otro igual va a surgir una unión psíquica o física, que hará de esa interrelación una manera de crecimiento; un crecimiento que puede ser demográfico, a nivel espiritual, social, etc.
En nuestra vida diaria, en el normal desarrollo de nuestra vida necesitamos y buscamos encuentros con el sexo en el que estemos interesados. Al principio, los encuentros, pueden ser fortuitos, fruto de la conjunción de causalidades que se dan en un momento dado; después los encuentros se convierten en destino clandestino de deseos y ardores; de sueños y anhelos; en abierta relación de pareja o simplemente en un juego dual donde, casi siempre, uno sale perdiendo.
Hay otra clase de encuentro que jamás olvidamos; ese instante preciso, precioso en el que encontramos la vida de nuestros hijos; en el que nos encontramos con la mejor maquinaria que seremos capaces de crear jamás.
El encuentro con la muerte también suele ser intenso; cuando el óbito se produce en nuestra proximidad el dolor puede llegar a quemar, a romperte por dentro. Quizá el consuelo de ese momento, para los creyentes, radique en la posibilidad de un posterior y postrer encuentro en esa otra dimensión, de la que muchos hablan y pocos conocen.
Los encuentros marcarán nuestras vidas siempre, aun cuando no los busquemos. Alguien o algo saldrá a nuestro encuentro. En nuestra maduración personal encontraremos las actitudes necesarias para ese instante que, en ocasiones, es demasiado intenso.

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