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lunes, 22 de noviembre de 2010

¿QUÉ SOMOS?

Muchos sostienen que somos lo que comemos, que nuestro físico es la viva representación del conjunto de aciertos y errores que cometemos en nuestra alimentación. Y seguramente estén en lo cierto, pues cada vez está más demostrado que la alimentación es una de las principales fuentes de bienestar o malestar en la vida del hombre.
Otros sostendrán que es la espiritualidad la que marca el camino de nuestra existencia, que somos un conjunto de creencias, de temores, de amores... y tampoco irán desencaminados; la espiritualidad es intrínseca al ser humano, necesitamos creer, defender un ideal por extraño que parezca, es la única manera de poder encontrar sentido a aquello que no se lo encontramos de forma racional.
Habrá quien crea que somos lo que pensamos, lo que aprendemos, lo que descubrimos. Genética en estado puro, bioquímica estudiable, medible y completamente reproducible en laboratorio. También estos pueden tener su parte de razón, dentro de un mundo completamente aséptico y matemático seguramente tendrían razón.
Desde mi humilde punto de vista somos el resultado de un conjunto de causalidades que nos marcan por un lado y nos hacen mejorar por otro.
No existiríamos de no haber sido por la habilidad de nuestros progenitores, en esa habilidad y su carga genética encontraremos el patrón que nos diferencie del resto, al menos químicamente. Dependiendo de la sociedad en la que nos haya tocado vivir, estaremos influenciados por una moral u otra, por un conjunto de valores que nos es dado y que adoptamos como nuestros sin detenernos, al menos en una edad temprana, a valorar si estamos o no de acuerdo con ellos.
Hasta aquí hemos llegado siendo lo que nuestros padres nos han dado más lo que la sociedad no ha implantado en el subconsciente colectivo que todos llevamos adherido a nuestra personalidad. Llegados a este punto deberían comenzar las diferencias entre unos y otros, la capacidad de una persona respecto de la otra para inclinarse por un estilo de vida, de alimentación, por unas creencias, etc.
La espiritualidad individual de cada uno, unida a los valores que tengamos, nos hará ver unos mismos conocimientos ciertos de una manera o de otra en función de estas dos variables. Incluso el lenguaje científico y la especulación que ofrece el mundo filosófico están atrapados por estas dos variables.
Creo que nadie es capaz de solaparse sobre sí mismo y ver con invariable objetividad un mismo dato. Somos lo que somos como resultado de una parte controlable por nosotros mismos y por otra parte que nos es dada, impuesta y a la que estaremos subyugados en tanto en cuanto no vayamos siendo capaces de dar pequeños saltos (da igual la dirección), hacia el espacio diferenciador.

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