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lunes, 21 de junio de 2010

CALVO

Sostengo la teoría que dice que el calvo está en la punta de lanza de la evolución humana. Hubo un tiempo en el que el hombre estaba cubierto de pelo, en el que la cabeza poblada de un denso pelo era el nido ideal donde se relajaban muchas de las especies que cíclicamente vuelven a los colegios, tal vez de manera interesada.
Desde muy pequeño me di cuenta de que aquellas entradas no eran un extraño pasadizo en mi pelo, sino el camino sin retorno que un día tomarían mis cabellos en busca del sueño de los justos.
Nunca me ha preocupado, ni siquiera he sido consciente del momento en que perdía cabello, más bien creo que en mi caso decidió un día que no volvería a nacer y… aunque también es posible que tantos años de deportes hiciesen que me desembarazase de él sin darme cuenta en los muchos pabellones donde me he duchado.
Y llegó un día en que, mirándome en el espejo, descubrí que ya era inútil pelearse con el cabello para tratar de cerrar aquella raya al medio que se había desplazado irremediablemente hacia los lados. Y decidí llevar el pelo rapado, al uno o al dos. ¿Por qué no rapado del todo? Supongo que por la comodidad de no tener que afeitarme la cabeza cada semana. De la misma manera que un día me dejé barba, por no afeitarme.
Bien mirado, lo del pelo tiene su guasa, por un lado no me nace en la cabeza, por otro lado crece sin remedio en otras partes de mi cuerpo: el pecho, algo en la espalda, los brazos, las piernas… que digo yo que todo está mal repartido no? Que podía haber decidido permanecer en la cabeza y no salir donde no se ve… con las prendas de ahora ya no hace falta, dan calor suficiente.
Dicen que los calvos representan más la masculinidad, el sexo, el deseo…que digo yo que eso lo dijo un calvo casi con total seguridad; no se conforma el que no quiere. A decir verdad, tiene sus ventajas: nos secamos el pelo con suma facilidad, jabón el justo, en peines….no va mal la cosa.
Otra cosa son los que se quedan calvos y no lo asumen; aquellos que dejan el pelo largo, por donde les nazca, para después repartirlo en forma de ensaimada en un tiempo ilimitado ante el espejo. Qué cosas, no tienes pelo y te empeñas en estirarlo para que en un momento dado una ráfaga de aire te deje en situación…triste, muy triste.
Cuando yo era pequeño se decía aquello de: El hombre cuanto más peludo más hermoso”. Hoy, en tiempos donde la depilación brasileña es nación, en una época donde hay menos pelo en el cuerpo que nunca, escuchar una frase así sería imposible.
Los calvos añoran el pelo, y los que tienen mucho por todos lados anhelan desprenderse de él; el mundo al revés.
¿Hasta dónde se lavan la cara los calvos?... quién sabe, hay quien podrá darse la vuelta completa hasta encontrar pelo…

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