LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

lunes, 21 de junio de 2010

TENGO LA SENSACIÓN

Tengo la sensación de que algo grande pasará pronto, de que es posible que mi vida pueda dar un giro inesperado. Muchas veces me he despertado con la sensación de haber tenido una noche de goce permanente en la que la felicidad que he perseguido toda mi vida, se hiciese latente en cada instante de sueño.
Tengo la sensación de haber pasado buena parte de mi vida en misiones perdidas de búsquedas utópicas de situaciones imposibles, poco probables. Depender de otras personas se convierte, de pronto, en un imponderable que no puedes comprender y que muchas veces te arrastra a lugares donde el tránsito se hace denso, donde no terminas nunca de llegar a ese destino, a mi Ítaca particular.
Tengo la sensación de querer abarcar, en ocasiones, más de lo que puedo, y temo nadar para quedar en la orilla. Supongo que las carencias del pasado me obligan a actuar como lo hago, a querer llegar donde quiero, aunque la realidad se vuelva tosca y me grite que no.
Tengo la sensación de que estoy en este mundo no para ver pasar las cosas, sino para implicarme, para dar rienda suelta a una creatividad que quizá se esconda en mi interior, para dar salida a las protestas que surgen en mi interior ante ciertas situaciones, no quisiera pasar por la vida sin haber dejado siquiera un pequeño rastro.
Tengo la sensación de que todo sucede por algo, por un motivo superior al que mi conocimiento es capaz de abarcar, por ello me afano en ser capaz de entender que las cosas tienen un por qué, que nada es solo lo que es.
Tengo la sensación de que cuando llegue el final de mi tiempo habré deseado vivir cien años más, que todo cuanto me rodea me interesa en la medida en que puede afectarme, en la medida en que la realidad de uno es inherente a su propia manera de vivir.
Tengo la sensación de que tengo que mirar en mi interior y sacar fuera aquello que corre el riesgo de no ver la luz, que dentro de cada uno de nosotros se encuentra ese otro yo que debemos sacar a la luz para enseñarle que fuera, también hay vida.
Tengo la sensación de que mi hija habrá de enseñarme cómo es que me hago mayor, que ha de mostrarme otra manera de ver la vida, que los humores son muchos, que los colores varían en la misma proporción que sus ilusiones, que hoy será profesora y mañana médico; que lo guay es otra cosa que lo que tú crees, que las naranjas también se pueden licuar con monda…
Tengo la sensación de que será divertido ver como envejezco, como cada día encuentro en mi cara una nueva marca que resalta mi progresivo declive físico. Será emocionante reencontrarme a mí mismo, cuando era un niño, reencontrarme con esos momentos felices en los qué, con mis amigos, descubrí el mundo, antes de hacerme mayor y no ver nada.

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