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lunes, 21 de junio de 2010

EXPRESAR TU OPINIÓN

Siempre me he considerado un firme defensor de la libertad de expresión y de otras muchas libertades que ahora no voy a exponer. Durante muchos años me ha costado manifestar lo que pensaba, hablar y exponer a los demás mis pensamientos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, decidí escribir en papel (ordenador generalmente) aquellas cosas que transitaban por mi cabeza, ocurrían a mi alrededor etc.
La intención de quien opina algo sobre cualquier tema es dar, en primer lugar, un razonamiento sobre algo que cree que merece su atención, trata de sostener un punto de vista sobre un tema. Con esa opinión puede buscar polémica, puede buscar personas que opinen de la misma manera, puede buscar notoriedad, puede buscar… lo que sea.
La cuestión es que uno, puede y debe explicar aquello que considere oportuno sin menoscabo de correr el riesgo de poder equivocarse en sus manifestaciones.
Así, a lo largo del tiempo, he opinado sobre cualquier tema que he creído oportuno, sobre cualquier manifestación de otros que me hubiese parecido que debía ser contestada etc.
Cuando alguien opina lo contrario a ti, lo lógico es que respetes ese punto de vista. Y lo puedes hacer de igual manera si tratas de explicar el por qué de tus afirmaciones o bien dejarlo pasar. A fin de cuentas una opinión no es para convencer a nadie, sino opinar.
Sin embargo sucede a menudo que hay personas que llevan nuestras opiniones al terreno personal, que no quieren o no saben diferenciar una opinión de una afirmación.
Y hay momentos en que la crítica, a la que se debe someter todo aquel que opina en público, no sólo es contestada o reprochada, sino que entra en terrenos sinuosos; donde la línea que separa el insulto de la opinión es demasiado fina. Cuando esto sucede puede deberse a muchas razones, pero quizá las mas importantes sean que quieren rebatirte con argumentos muy agresivos o que simplemente no son conscientes de las barbaridades que pueden llegar a decir.
Yo creo en la opinión libre, en la libertad para manifestar de la manera que sea lo que pienses o sientas, tan sólo con el límite de lo moralmente aceptable. Pero moralmente aceptable según tus propios preceptos morales. Porque la moralidad muchas veces se confunde con la moralina.
Muchas veces me gusta ser amoral, porque ello significa exclusivamente no estar de acuerdo con la moral establecida, que no es nunca lo mismo que carecer de moral.
Estas diferencias convendría conocerlas antes de criticar la manera de pensar de los demás. Son muchos los que equivocan los contrarios, como aquel que piensa que los que no son iguales son diferentes, cuando en realidad son desiguales y no es en absoluto lo mismo.

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