LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

lunes, 21 de junio de 2010

MIRANDO A LOS OJOS

Mirando a los ojos he aprendido a ver un poco más allá, ha comprendido que en una mirada se encuentra el todo y la nada, lo siniestro y lo abierto. He visto de cerca la indiferencia y la atención, el calor y el frío, la arrogancia y la prestancia, el amor y el dolor.
He visto en miradas como la de mi tío Tito, el cariño incondicional de quien da sin esperar nada a cambio, del que quiere sin manifestarlo, del que está siempre que se le necesita.
En otros ojos he podido descubrir el odio, ese odio que sólo puede sentir quien antes ha amado, ha querido, ha respetado. Los ojos teñidos de odio van un poco más lejos; son la manifestación de un esfuerzo titánico por no olvidar la afrenta, un esfuerzo que difícilmente tiene compensación.
A veces me he topado con la ironía en miradas adustas de hombres serios en lugares alegres. He notado a mi espalda ojos clavándose en mi nuca, otros tal vez mofándose de mis andares. A estos ojos les he mostrado la atención justa, el esfuerzo mínimo...
En los ojos se refleja el alma si es que ésta existe. En nuestro cristalino se ven reflejados: nuestros sentimientos, nuestro estado de ánimo, nuestros deseos, nuestros temores.
Mirando a los ojos uno siempre irá de cara en la vida, pese a que hay quien ha entrenado sus ojos para mostrar lo que ellos quieren. Sin embargo no han caído en una cuestión esencial, haciendo eso, han perdido frescura en la mirada.

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