LUGARES PARA SOÑAR

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jueves, 24 de junio de 2010

EN EL HORIZONTE

Hace tiempo que me plateo las cosas de manera inmediata, una especie de aquí y ahora. Siempre soñando y elaborando hipótesis sobre lo que podría suceder, lo que querría que sucediese.

Quizá lo mejor sea hacer un ejercicio mental, de realismo pragmático aunado a una ilusión fantasiosa para adivinar que habrá en el horizonte, en mi horizonte inmediato.

Lo cierto es que veo mi horizonte sembrado de muchas dudas aderezadas con bastantes certezas.

Dudas en cuanto a cómo estaré de salud, a cómo será el futuro que espera a mi hija, en qué tipo de sociedad va a crecer, cómo puedo mejorarla o qué debo hacer para no empeorársela.

Por otro lado tengo la certeza de que viviré con alguien, de que disfrutaré de unos años fantásticos; estos que me llevarán desde el final del estío hasta la llamada del invierno una vez traspasado un otoño que confío sea maravilloso.

No sé si esta etapa de mi vida irá acompañada de una persona, de personas, de personas y personitas... no es fácil adivinarlo.

Otra certeza que tengo es que daré tanto como pueda, que ofreceré lo que, hasta ahora, no he ofrecido: mi corazón, mi mente, mi verdad.

Quien ha compartido mi tiempo presente y pasado no ha podido beneficiarse de ello, ha convivido con una parte sesgada de mi persona. Quizá el miedo, la inseguridad, los malos momentos, hayan mermado mis capacidades en este tiempo.

Seguro que en el horizonte próximo seré mejor persona que ahora mismo, y además sospecho que lo seré porque quien entre a formar parte de mi vida privada y pública, aportará mucho, enriquecerá mi mundo y encontrará a una persona más receptiva.

Dejar atrás etapas no es nunca un camino fácil, mirar hacia atrás resulta inevitable cuando se tiene conciencia, aunque algunos no crean que ello sea posible. Sirve, en todo caso, para observar con calma los errores que cometimos y tratar de no repetirlos en la nueva singladura que comienza en breve.

El horizonte es aquel lugar donde quiero mirar en plural, donde lo que pueda construir sea en base dos, incluso tres o cuatro. No quiero perder mucho tiempo mirando los vientos pasados, pues el viento, de vez en cuando, también cambia de aire.

Vivo un momento de transición entre un yo y otro yo; un momento donde el debate interno es cada vez mayor, donde comienza a prevalecer el yo oculto, el que estaba tapado, el que disimulaba, sobre el yo que fingía ser, sobre el yo que no se mostraba.

Freud, Lacan y otros encontrarían muchas explicaciones sobre esta aseveración, encontrarían un sin fin de variables sobre las que anclar mis percepciones. Mis conocimientos, por el contrario, son mucho más parcos y, sobre todo, simples. Creo que una persona va quemando etapas en el devenir de su vida, algunos viven intensamente y en primera persona, cada momento, cada época. Sin embargo hay quien vive en tercera persona o incluso en pretérito, pues la personalidad es algo complejo.

Quiero pues, y estoy seguro de conseguirlo, elaborar un horizonte mental que se confunda con el real. Imagino un horizonte donde el crecimiento y desarrollo de mi hija sea uno de los pilares; donde el amor y la interrelación con mi pareja sea otro de los pilares; donde el encuentro conmigo mismo y con mi persona sea el tercer pilar; dejando para el final un cuarto pilar, el del libre albedrío, ese que convierte en inesperado un acontecimiento futuro...

1 comentario:

  1. El proceso de transcisión en todo ser humano es fantástico, la llamada de tu alma aunado al de tu consciencia te hace entender que tu vida y tus ideas han evolucionado y tu cuerpo es el termóstato de tal cambio,, Toda reflexión es importante y tus dudas del futuro solo pueden ser respondidas en su momento futuro..nuestros temores como padre o madre nunca desaparecen y tu hija ha de vivir el mundo que le toque vivir, no sé, si porque tú se lo dejes o porque será el que se encuentre, en todo caso me alegro de tu crecemiento personal ,,, eso denota sabiduría por tu parte y cambio en tu alma..

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