EL FALSO DEBATE SOBRE PROSTITUCIÓN

Hemos descubierto en los últimos días que en nuestro país hay prostitución, y que además, ésta, se realiza en lugares públicos.

Sería grotesco creer esto, pero parece que es lo que ha sucedido en una semana. La prostitución ha saltado a las primeras de los noticieros, quizá como contrapartida a los desmanes en otras latitudes. Ya nos hemos cansado de guerras, golpes de Estado, corrupción, etc; Ahora los telediarios necesitan mostrar lo que lleva delante de nuestras narices milenios, curioso ¿no?.

Se abren programas en todas las cadenas con debates sobre el tema, con opiniones más o menos complacientes con el oído de quien les paga; mas lo cierto es que el verdadero debate no ha llegado donde debiera.

Nuestros legisladores, simplemente, no legislan, no les da la gana de racionalizar, de regularizar a las muchas prostitutas y prostitutos de nuestra nación. Ningún político quiere hacer nada para establecer unas mínimas garantías. Se limitan a pasarse la pelota unos a otros, el alcalde al de la comunidad; el de la comunidad al ministro... y así siempre queda todo sin hacer.

Hablamos de una actividad que nace en el principio de los tiempos, que sin ella no entenderíamos muchas cosas de la actualidad: ¿cómo entender la religión católica sin el pecado de la carne?¿Qué sería de nuestros “curitas” sin esas pecadoras? ¿Cómo entender que en un país de “puteros” como el nuestro no queramos legalizar una actividad como esta?

Las feministas atacan el tema diciendo que con su legalización se estaría dando pábulo a los proxenetas que pululan por ahí; que sería denigrante para la mujer, etc. Tal vez cabría recordarles a estas asociaciones que más del 70% de las prostitutas ejercen “el oficio” por decisión propia. Es un cinismo mayúsculo apuntar que lo hacen por necesidad, porque no es cierto en la mayoría de los casos. Me he criado en una familia humilde donde las mujeres optaron por trabajar en donde fuese menos dedicarse a este oficio, que sin duda le reportaría mejores pecunios.

Y para el otro 30% de mujeres que se ven sometidas, contra su voluntad, a ejercer la prostitución, ya tenemos leyes que persiguen ese delito; jueces que dictan sentencias... Pero... y para las que tienen “el oficio” como único modo de vida ¿no sería mejor que tuviesen derecho a los mismos derechos que el Estatuto del Trabajador da a los demás?

La complacencia de la clase dirigente, el mirar para el otro lado de la sociedad, el dejar hacer sin preocuparse de nada, es lo que nos lleva a situaciones como las que se han visto. Ahora que vivimos un tiempo convulso en lo económico, que cada día cuesta más sumar afiliados a la Seguridad Social ¿no le vendría bien al Estado que más de 200.000 prostitutas pudiesen legalizar su situación y con ello contribuir a generar recursos? ¿Por qué en otros países está legislado y aquí no?

Y para esas asociaciones que defienden su erradicación (imposible por otro lado) ¿no será mejor tenerlas legalmente establecidas y con derechos? Seguro que estarían más protegidas por muchas leyes que tal y como están ahora.

No es tan difícil ponerse de acuerdo entre las diferentes fuerzas políticas, la moralina que algunos pretenden darnos no puede prevalecer sobre algo que es, de facto, el mayor nicho de economía sumergida del país.