LUGARES PARA SOÑAR

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lunes, 21 de junio de 2010

¿QUIÉN SOY?

En muchas ocasiones me he hecho esta pregunta o similares. Han sido muchas las veces que me he visto reflejado en demasiadas caras, en que me he sorprendido a mi mismo imaginándome otro. Tal vez la añoranza de ser otro me lleva en ocasiones a olvidarme de quien soy, de la vida que llevo, de las responsabilidades que tengo.
La personalidad de uno se va formando con los años, con la vida que ha llevado, con ese proceso de enculturación que tenemos todos desde el mismo momento en que venimos al mundo. Es, según los psicoanalistas, alrededor de los siete años (más adelante dirán otros especialistas) cuando las capacidades cognitivas se van desarrollando, van cogiendo el color que les rodea. Nos convertimos entonces en esponjas más o menos absorbentes capaces de llenar nuestra memoria de recuerdos profundos, muchos de los cuales no serán patentes hasta edades tan avanzadas como la vejez.
En ese breve espacio de tiempo que va desde que nacemos hasta que morimos, nuestra personalidad va adquiriendo el cariz con el que finalmente dejaremos de existir.
Como en todos los casos del mundo, la personalidad se ha ido transformando en mi interior, abandonando de un tiempo a esta parte, esa manera de ser apocada y tranquila que huía del conflicto y de la confrontación, para dejar salir mi verdadero yo, esa persona que dice lo que piensa, que piensa lo que dice y que, acertadamente o no, es como es.
Y cómo soy, pues seguro del todo no estoy. Cada día escucho a mi alrededor a personas que opinan sobre cómo deben de ser las cosas; gentes que te dan su opinión aunque no se la pidas; ciudadanos que creen haber descubierto la piedra filosofal si es ésta existiese.
Creo que soy como quiero ser en la misma medida que puedo ser lo que yo quiera ser. Incluso cuando uno pide un imposible puede materializarse. Los juegos de azar son los que ponen esta premisa de manifiesto. Hoy sueñas y mañana lo consigues…¿quién puede asegurar que no le cambiará la suerte? Sólo los muertos.
Así que cuando me hago la pregunta, cuando pienso en cómo soy encuentro una respuesta sencilla, parca y redonda: soy como quiero ser.
Hubo un tiempo en el que era como los demás querían que fuese, otros en que me comportaba como quisiera ser; ahora soy sin más.

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