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lunes, 21 de junio de 2010

IDEALIZACION – IGNORANCIA

Tradicionalmente los pueblos del mundo y las diferentes sociedades han tendido a idealizar su modo de vida como el mejor o a idealizar el del otro por creerlo superior al propio. Normalmente esto obedece fundamentalmente a dos cuestiones muy diferentes: por un lado un etnocentrismo muy arraigado en la mayoría de las sociedades y o por otro una profunda ignorancia o desconocimiento del otro.
Así, durante la reciente historia del hombre, hemos iniciado guerras armamentísticas, invasiones civiles, tecnológicas, etc., de otras sociedades con el único fin de imponer nuestro modo de vida porque lo creemos el único válido. Porque creemos que somos los representantes de ese modo de vida tan fantástico que los demás deben seguir porque nos da la gana.
El mundo occidental se empeña una y otra vez en tratar de imponer al mundo árabe nuestra manera de vivir, nuestra manera de vivir en sociedad, nuestra manera de entender los Derechos Humanos, y lo hacemos porque nunca nos hemos parado a pensar que tal vez para esos pueblos su manera de vivir e la buena, ellos creen que los equivocados somos nosotros, que nadie les ha preguntado qué entienden ellos por Derechos Humanos o, si conocen lo que eso significa. Nosotros miramos su mundo desde nuestro propio etnocentrismo que nos hace creer que somos mejores que ellos; y ellos nos miran a nosotros creyendo que tienen la verdad en sus manos.
Este choque, esta diferente manera de ver las cosas, tiene su base, casi siempre, en la más absoluta ignorancia de muchos de nosotros y de nuestros dirigentes sobre las sociedades que nos permitimos criticar con tanta alegría.
Voy a poner un ejemplo que refleja de una manera palmaria cómo el desconocimiento, los valores preconcebidos, lo que nos vende la prensa, lo que no queremos ver… hacen que veamos al demonio en un lugar y en otro a dios. En Afganistán (y en general en el mundo musulmán) organizaciones occidentales de todo tipo nos hacen ver el papel secundario que tiene la mujer en ese país, lo mal que están bajo el burka, etc. Por otro lado tenemos idealizado al Dalai Lama porque nos han vendido a esa entidad como el representante de la paz, la espiritualidad, etc. ¿Alguien se ha parado a pensar en el papel de la mujer en Tíbet? ¿Podría alguien explicar por qué la mujer allí tiene el mismo valor que el ganado? Por qué se critica lo que sucede en Afganistán (que es una barbaridad a nuestros ojos) y no lo que sucede en ese “mundo idílico” que es Tíbet.
Pues muy sencillo, por intereses punibles, por influencia de terceros y porque tendemos a criticar todo aquello que no somos nosotros mismos. El mundo musulmán es tan amplio como el occidental, en aquellos países tienen una sociedad determinada que se diferencia mucho entre unos Estados y otros, no todos son iguales, no es lo mismo Yemen que Jordania, por poner un ejemplo.
Pero es que hay más, y sólo hablando del papel de la mujer ¿Cómo vive una mujer dentro de los judíos ortodoxos? ¿Sería criticable a los ojos occidentales su posición y rol social? ¿Y que hay de los descastados de la India? ¿Por qué hacemos la vista gorda diciendo que la India es la mayor democracia del mundo en cuanto a número de población, si en su interior los Derechos Humanos son cuestionables?... Sencillamente por desconocimiento, por ignorancia.
Pero lo peor es que nos creemos en posesión de la verdad, pretendemos hacer ver al mundo que nuestro modo de vivir es el correcto, que somos nosotros el referente para los demás, que nuestra cultura es la válida… ¿Qué pensarán los chinos con una cultura de más de 5000 años? No debemos olvidar algo que nos viene últimamente dado, quien nos está señalando el camino de cómo hay que vivir, quién nos está influenciando para que no respetemos y critiquemos otras formas de vida, son fundamentalmente países como Estados Unidos que tiene cuatro días de historia y no ha respetado jamás los Derechos Humanos dentro de sus fronteras, Australia (un país – penal en sus orígenes y que ha perseguido hasta casi exterminar a sus indígenas)…

Convendría pues, tener una mirada más amplia del mundo, una visión más global de los que sucede. Hemos de aprender a respetar las tradiciones de cada país, de cada sociedad. No pretendamos imponer a quien vive lejos de nosotros nuestro modo de vida. Invitémosles a conocer cómo vivimos y que ellos valoren si les interesa o no. Y si algún día se desplazan a donde nosotros residimos, entonces sí, entonces habrá que enseñarles que aquí vivimos de esta manera.

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